Parto de la base que no es montarte una VPN dentro de un entorno empresarial si no a nivel “personal”.
Una VPN vale la pena. En cuanto al ¿por qué? todo se puede resumir en la palabra privacidad. En un mundo donde Amazon supuestamente usa su asistente para grabar tus conversaciones para recomendarte productos, donde Google rastrea tu ubicación aunque no se lo permitas explícitamente, donde todo el mundo expone datos y metadatos a diestro y siniestro…
Una buena VPN protege en gran medida el intercambio de información, evita que tu compañia telefónica vea todo lo que haces, evitas que sniffen tráfico entre tu máquina y un servidor, evitas tener tu IP expuesta para todo el mundo…
Pero no todo es perfecto en el mundo de las VPNs. Las públicas y gratuitas tienen tres problemas principales: más lentas, guardan registros de TODOS los movimientos y suelen ser complejas de configurar. Las privadas que intentan arreglar estos problemas cuestan un ojo de la cara.
Para finalizar, recomendarte que lo pruebes, no pierdes nada y puedes ganar mucho. De forma gratuita: la VPN de Opera (si quieres algo ya y no comerte la cabeza) y OpenVPN si quieres algo más serio.
